Deportes | 25 nov 2024
El festejo de la Academia
Racing campeón: la fiesta que tiñó de celeste y blanco el Obelisco
El club de Avellaneda volvió a la gloria internacional después de 36 años. Costas, jugadores e hinchas protagonizaron un día inolvidable que evocó las históricas celebraciones nacionales en el epicentro porteño.
La conquista de la Copa Sudamericana por parte de Racing no solo marcó un hito deportivo, sino que desató ayer una marea de pasión que se tradujo en una multitudinaria fiesta en el Obelisco, el corazón de la Ciudad de Buenos Aires. El equipo liderado por Gustavo Costas, quien vivió el último título internacional del club como jugador en 1988, recorrió la ciudad en un micro descapotable acompañado por una multitud que colmó las calles para rendir tributo a los nuevos héroes de la Academia.
El plantel aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza el domingo por la tarde, donde ya se congregaban cientos de hinchas ansiosos por recibir a los campeones. Desde allí, un convoy policial escoltó al micro descapotable mientras la caravana de simpatizantes seguía el trayecto, desplegando banderas, cánticos y bengalas, en una muestra de fervor pocas veces vista.
Un regreso esperado tras 36 años
La victoria frente a Cruzeiro en el estadio La Nueva Olla, en Asunción, no solo puso fin a una sequía de títulos internacionales que duró 36 años, sino que reforzó la posición de Racing como uno de los grandes del continente. El 3-1 ante los brasileños coronó una campaña impecable, llena de momentos épicos que quedarán grabados en la memoria de los hinchas.
El sábado, mientras el equipo disputaba la final, el Cilindro de Avellaneda se llenó de fanáticos que siguieron el partido en pantallas gigantes. La euforia se desató con el pitazo final y miles de hinchas comenzaron la peregrinación hacia el Obelisco, donde los festejos continuaron hasta altas horas de la madrugada.
El Obelisco, epicentro de la pasión
El domingo, las redes sociales del club invitaron a todos los simpatizantes a unirse a la celebración en el Obelisco, con un mensaje claro: “La Copa llega a casa. Vení a recibir a los campeones”. Desde las primeras horas de la tarde, miles de personas comenzaron a concentrarse en el icónico punto de encuentro porteño, tiñendo de celeste y blanco el paisaje urbano.
Cuando el micro del equipo llegó al lugar, la ovación fue ensordecedora. Los jugadores, visiblemente emocionados, levantaron el trofeo frente a la multitud, mientras la hinchada entonaba los clásicos cánticos que acompañan cada gesta racinguista.
Un legado internacional que crece
Con este título, Racing suma su séptimo trofeo internacional oficial, uniéndose a logros históricos como la Copa Libertadores e Intercontinental de 1967 y la Supercopa de 1988. Además, este campeonato permite al club ubicarse como el cuarto equipo argentino con más títulos internacionales, solo superado por Boca Juniors, Independiente y River Plate.
La obtención de la Copa Sudamericana no solo es un hito deportivo, sino también una reafirmación del lugar de Racing en la elite del fútbol sudamericano. La historia se repitió con Cruzeiro, el mismo rival al que venció en 1988 para ganar su última corona internacional, y lo hizo con Gustavo Costas, un emblema del club, ahora desde el banco de suplentes.
El fenómeno racinguista: de Avellaneda a Asunción
El fervor racinguista no se limitó a Buenos Aires. Según la Dirección Nacional de Migraciones de Paraguay, más de 33.500 hinchas argentinos, en su mayoría de Racing, viajaron a Asunción para acompañar al equipo en la final. Desde los puestos fronterizos hasta el Aeropuerto de Asunción, los controles estuvieron abarrotados de fanáticos que se trasladaron en auto, avión y micro para vivir un momento único.
La gesta deportiva, coronada por el recibimiento masivo en Buenos Aires, simboliza mucho más que un título. Para el pueblo racinguista, representa la reafirmación de su identidad, el retorno a la grandeza y la promesa de un futuro lleno de sueños y conquistas.
“Esto es para todos los hinchas que nunca dejaron de creer”, dijo Gustavo Costas al cierre de la jornada, mientras levantaba el trofeo frente al Cilindro colmado. Una frase que encapsula el espíritu de un club que volvió a escribir su nombre en las páginas doradas del fútbol internacional.