sábado 27 de julio de 2024 - Edición Nº2061

Entrevista | 27 nov 2023

Sociedad

Una docente jubilada de Avellaneda continúa trabajando para ayudar a la comunidad

Graciela Lucia Mulas brinda clases en la actualidad de manera comunitaria para niños y niñas de Gerli, y comentó las actividades que lleva a cabo en una entrevista para “Avellaneda Hoy”.


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Entre los años 2018 y 2019, y principios del 2020, Graciela, junto a otras y otros miembros del grupo de acción comunitaria DUO (Dame una Oportunidad) del cual forma parte, llevaba regalos por Pascua para las familias que viven en los vagones que se encuentran sobre las antiguas vías ubicadas entre Piñeiro y Gerli, a un costado debajo del Puente De la Serna.

Sobre ese momento recordó: “Habían salido en la televisión las familias que vivían en los vagones, que supuestamente era gente que había venido de Santa Fe con el tema de las inundaciones y se había instalado ahí hacia unos años. Llevamos roscas y unos huevitos para Pascua, y se nos acercó un nene que nos hizo de guía en el lugar, a mí me pareció un chico de la calle y le pregunté si iba a la escuela, a lo que me respondió que a veces. Entonces coordinamos con las chicas para darle clases a él, Christopher, que estaba en la secundaria, y por averiguaciones que hice con conocidos no era que no rendía sino que no le daban las asistencias porque la mamá lo mandaba a pedir a un semáforo, por lo que iba o a un lado o al otro. También estaban dos hermanitas y otro hermanito más que estaba en preescolar”.

A partir de averiguaciones realizadas en una visita previa a la anteriormente mencionada, el grupo DUO supo que esas familias sólo recibían ayuda de Cáritas de San Antonio, por lo que se contactaron con ellos, y ante el ofrecimiento del Padre Leo Palluzzi, Graciela y compañeras comenzaron a darles clases a esos nenes y a esas nenas en la Parroquia San Antonio de Padua de Gerli durante los años 2018, 2019, y principios de 2020.

“Lo tuvimos que dejar por la pandemia, los chicos crecieron, terminaron la primaria y no vinieron más, y eso se perdió. Una de las nenas estaba sin alfabetizar, otra no sabía las cuentas. Christopher leía muy bien pero en matemática andaba más o menos, pero eran chicos muy inteligentes con los que pudimos lograr muchas cosas. Ellas iban a la escuela nº 60, a la vuelta de la Parroquia, y las maestras vinieron a preguntarnos cómo habíamos hecho para que levantaran tanto. Además de la enseñanza también era una misión de corte espiritual, les festejábamos los cumpleañitos y les dábamos la merienda todos los días con lo querían, fuera chocolatada, té, mate cocido, galletitas, y les prestábamos los útiles que teníamos en una caja para que usaran”, expresó Graciela.

Graciela también compartió la didáctica que implementaba en ese momento: “Para alfabetizar a los chicos me manejo mucho con el equipo de letras, que es como el juego del bucanero, ven quién termina primero o hace la palabra más larga, no tienen que borrar, si se equivocan cambian la letra, no queda estampado en el papel, me viene muy bien para enseñar. Al nene de secundaria le explicaba lengua, que junto a sociales era mi fuerte cuando enseñaba, y el hermanito de sala de cinco que venía con ellos jugaba y recortaba y pegaba, las cosas de jardín. Así se enganchan más, en el apoyo individual podés jugar más, jugaban al tutti frutti, que les encantaba, cuando se cansaban hacían tarjetitas que te regalaban, era algo más light, más socializador”.

Este año, Graciela y otras compañeras reanudaron las actividades en la Parroquia con el permiso de un nuevo cura, y actualmente enseñan a diecinueve chicos y chicos de entre segundo y sexto grado y dos de secundaria, vecinos y vecinas de la comunidad. Las clases se dan los días martes de 10 a 12 sin cortes y los viernes de 15 a 17:15 con recreo y merienda incluidos, debido a la mayor cantidad de alumnos.

Graciela comentó también otras actividades que realizan además de la enseñanza: “Ahora hay otras maestras pero al principio era yo sola, en este caso la misión es más social porque tenemos chicos con algunas carencias económicas importantes, por lo que aparte del aprendizaje les damos un buen desayuno o merienda, juntamos cosas para darles, ropa, comida, lo que sea. Colaboramos con la gente de la comunidad, para el día del niño hicimos una kermés a la vieja usanza, vinieron muchos chicos, la verdad que les gustaron todos los juegos, fue muy lindo”.

Finalmente compartió también el aporte que hacen los vecinos y la comunidad: “El tema principal de este año fueron las fracciones, para las que usamos un bizcochuelo que había donado una señora. La torta suele ser el ejemplo típico del tema junto a la pizza, pero acá tenían el ejemplo concreto ahí presente para poder visualizarlo mejor. Nos manejamos con donaciones, Cáritas recibe lápices de colores, fibras, brillitos, y eso nos lo da a nosotros, o la misma gente se acerca directamente y aporta, trae caramelos, un día un señor trajo seis botellas de leche ni bien se nos había terminado, nos dijo “como sé que dan apoyo y la merienda traje esto”. Al principio llevábamos todo nosotros, pero ahora no llevamos casi nada porque siempre hay o aparece algo, es un trabajo muy lindo”.

* Nota realizada por Fernando Alba, estudiante de la Licenciatura en Periodismo de la UNDAV, quien lleva a cabo su práctica preprofesional en Avellaneda Hoy

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