Por: Santiago Montenegro

Un clima espectacular se vivió en el estadio. La hinchada cantó permanentemente alentando a sus jugadores. Se mostraron muy disconformes con las decisiones del árbitro Patricio Loustau y sólo hubo desesperación de la gente cuando el equipo de Fernando Gago no llegaba al gol. El aliento constante empujó para que Racing pueda motivarse y revertir el resultado. El público está ilusionado con la obtención de otro campeonato, a pesar de que aún le faltan puntos para llegar a la cima.

La primera parte fue bastante pareja, pero los dueños de casa tuvieron las oportunidades más contundentes. Por su parte, Unión se aproximó y lo aplicó mediante pelotas paradas. De todas formas fue una primera etapa bastante trabada y llena de jugadores tirados en el campo de juego, más que nada del Tatengue. Y el complemento arrancó con las emociones. La primera fue a los 3 minutos, después de que Bryan Castrillón enloqueció a la defensa académica, se la cedió a Lucas Esquivel para que tire centro, Junior Marabel cabeceó, la pelota se desvió en Emiliano Insúa y afortunadamente se metió por arriba de Matías Tagliamonte para poner arriba al elenco santafesino de manera sorpresiva.

La hinchada de Racing cambió sus cánticos alentadores a sus futbolistas por letras presionando a que vayan a buscar el triunfo. El equipo bajó drásticamente su nivel y todo parecía que, como mucho, lo empataba. Sin embargo, Gago metió cambios fundamentales para que se revierta el resultado. Uno de ellos fue Johan Carbonero, que la primera que tocó la mandó adentro del arco, pero fue invalidado por fuera de juego. A partir de acá cambió la historia. La Academia dominó, insistió y a los 17 minutos, Matías Rojas lanzó un preciso centro para que entre Enzo Copetti cabecee en soledad en la puerta del área chica y ponga el empate. Grito de desahogo, tanto en las tribunas como en el campo de juego. El sector izquierdo tatengue estaba liberado para que le ingresen por ahí. 

El cálido y ensordecedor aliento fue imparable y eso motivó a los jugadores. Y a los 40 fue el estallido final de todo el Presidente Perón. Tras un mal despeje, Carbonero tomó la pelota y corrió con vehemencia para encarar al área y definir al primer palo para dar vuelta el marcador. El tanto se gritó con furia y euforia en todos los sectores de la cancha. Adentro, afuera, en todos. Y cuando Loustau pitó la conclusión del encuentro, la alegría fue inmensa en toda la gente y los futbolistas locales.

Racing no jugó mal, pero a veces tiene que afinar más la puntería. Las modificaciones fueron trascendentales y la positividad que abundaba en el estadio también sirvieron para revertir el resultado. Ahora el próximo compromiso será Rosario Central el viernes 30 de septiembre a las 21:30, también en Avellaneda, para continuar con la senda de triunfos y mantener intacta la ilusión por el título local.